21 ) : AN 10:176; Palabra de Buda, pág. 50
23 ) : AN 10:176; Palabra de Buda, pág. 50
24 ) : Subcomentario a Digha Nikaya.
25 ) : AN 10:176; Palabra de Buda, págs. 50-51.
26 ) : MN 21; Palabra de Buda, pág. 51.
27 ) : AN 10:176; Palabra de Buda, pág. 51
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MN 61 Ambalatthika-rahulovada Sutta – Instrucciones a Rahula en la Piedra Mango
Mayo 21, 2008 por Bosque Theravada
Instrucciones a Rahula en la Piedra Mango. El Buda instruye a su hijo, el novicio Rahula, sobre los peligros de mentir y subraya la importancia de la constante reflexión sobre sus propias motivaciones. Este sutta, fue uno de los discursos seleccionados por el rey Asoka (270-232 a.C.) para que fuera estudiado y meditado con frecuencia por todos los practicantes budistas.
[Leer en pali]
"He escuchado que en una ocasión El Bendito se estaba quedando cerca de Rajagaha, en la Gruta del Bambú, Lugar de Alimento de las Ardillas.
En ese entonces, el Venerable Rahula [1] se encontraba en la Piedra Mango. Entonces El Bendito, levantándose de sus aposentos avanzada la tarde, fue a donde el Ven. Rahula se encontraba en la Piedra Mango. El Ven. Rahula lo vio venir desde lejos y, al verlo, dispuso un asiento y agua para lavarse los pies. El Bendito se sentó en el asiento dispuesto y habiéndose sentado, se lavó sus pies. El Ven. Rahula, haciendo reverencia a El Bendito, se sentó a un lado.
Entonces, El Bendito, habiendo dejado un poco de agua en el recipiente de agua dijo al Ven. Rahula, «Rahula, ¿ves esta pequeña cantidad de agua que quedó en el recipiente?
«Sí, señor».
«Eso es lo poco de contemplativo [2] que existe en cualquiera que no siente vergüenza al decir una mentira deliberada.»
Habiendo desechado la pequeña cantidad de agua sobrante, El Bendito dijo al Ven. Rahula, «Rahula, ¿ves como esta pequeña cantidad de agua es desechada?»
«Sí señor.»
«Rahula, lo que exista de contemplativo en cualquiera que no siente vergüenza al decir una mentira deliberada será desechado justo de esta manera.»
Habiendo volteado el recipiente de agua boca abajo, El Bendito dijo al Ven. Rahula, «Rahula, ¿ves cómo este recipiente es volteado boca abajo?»
«Sí señor.»
«Rahula, lo que exista de contemplativo en cualquiera que no siente vergüenza al decir una mentira deliberada será volteado boca a bajo justo de esta manera.»
Habiendo volteado el recipiente de agua boca arriba, El Bendito dijo al Ven. Rahula, «Rahula, ¿ves cómo este recipiente está vacío y hueco?»
«Sí señor.»
«Rahula, lo que exista de contemplativo en cualquiera que no siente vergüenza al decir una mentira deliberada está vacío y hueco justo de esta manera.»
«Rahula, es justo como un elefante real: inmenso, con pedigrí, acostumbrado a batallas, sus colmillos como postes de una carroza. Al ir a una batalla, usa sus patas delanteras y sus patas traseras, sus hombros y muslos, su cabeza, orejas, colmillos y cola, pero permanece cuidando su tronco. El entrenador del elefante nota esto y piensa, ‘Este elefante real no ha dado su vida por el Rey’. Pero cuando el elefante real… habiendo ido a batalla usa sus patas delanteras y sus patas traseras, sus hombros y muslos, su cabeza, orejas, colmillos, su cola y su tronco, el entrenador lo nota y piensa, ‘Este elefante real ha dado su vida por el rey. No hay nada que no haga’
«De la misma forma, Rahula, cuando alguien no siente vergüenza de decir una mentira deliberada, no hay maldad, te digo, que él no hará. Por esto Rahula, debes entrenarte a ti mismo, ‘Yo no diré una mentira deliberada ni en juego’.
«Qué piensas Rahula: ¿Para qué es un espejo?»
«Para reflejar, señor.»
«En la misma forma Rahula, las acciones corporales, las acciones verbales y las acciones mentales deben ser realizadas con reflexión repetida.»
«Siempre que quieras realizar una acción corporal debes reflexionar en ello:
«¿Esta acción corporal que quiero realizar- conducirá a auto-aflicción, a aflicción de otros o a ambas? ¿Se tratará de una acción corporal indigna, con consecuencias dolorosas, resultados dolorosos?» Si, en tu reflexión, sabes que conducirá a auto-aflicción, a aflicción de otros, o de ambos; será un acto indigno con consecuencias dolorosas, resultados dolorosos; entonces, cualquier acción corporal de ese tipo es absolutamente inadecuada para que tú la realices. Pero si en tu reflexión sabes que no causaría aflicción… se trataría de una acción corporal digna con consecuencias placenteras, resultados placenteros; entonces cualquier acción corporal de ese tipo es adecuada para que tú la realices.
«Mientras realizas una acción corporal debes reflexionar en ello:
‘¿Esta acción corporal que estoy realizando conduce a auto-aflicción, a aflicción de otros o a ambas? ¿Se trata de una acción corporal indigna, con consecuencias dolorosas, resultados dolorosos?’ Si, en tu reflexión, sabes que conduce a auto-aflicción, a aflicción de otros, o de ambos; es un acto indigno con consecuencias dolorosas, resultados dolorosos; entonces, debes abandonar la acción. Pero si en tu reflexión sabes que no causaría aflicción… se trataría de una acción corporal digna con consecuencias placenteras, resultados placenteros; entonces puedes continuar con ella.
Habiendo realizado una acción corporal debes reflexionar en ello:
«Esta acción corporal que realicé- ¿condujo a auto-aflicción, a aflicción de otros o a ambas? ¿Se trató de una acción corporal indigna, con consecuencias dolorosas, resultados dolorosos?» Si, en tu reflexión, sabes que condujo a auto-aflicción, a aflicción de otros, o de ambos; era un acto indigno con consecuencias dolorosas, resultados dolorosos; entonces, debes confesarlo, revelarlo, exponerlo abiertamente al Maestro o a algún compañero reconocido en la vida santa. Pero si en tu reflexión sabes que no causó aflicción… se trató de una acción corporal digna con consecuencias placenteras, resultados placenteros; entonces debes permanecer mentalmente en calma y gozoso, entrenando día y noche en cualidades meritorias.
Siempre que quieras realizar una acción verbal debes reflexionar en ello:
«Esta acción corporal que quiero realizar- ¿conducirá a auto-aflicción, a aflicción de otros o a ambas? ¿Se tratará de una acción verbal indigna, con consecuencias dolorosas, resultados dolorosos?» Si, en tu reflexión, sabes que conducirá a auto-aflicción, a aflicción de otros, o de ambos; será un acto verbal indigno con consecuencias dolorosas, resultados dolorosos; entonces, cualquier acción verbal de ese tipo es absolutamente inadecuada para que tú la realices. Pero si en tu reflexión sabes que no causaría aflicción… se trataría de una acción verbal digna con consecuencias placenteras, resultados placenteros; entonces cualquier acción verbal de ese tipo es adecuada para que tú la realices.
Mientras realizas una acción verbal debes reflexionar en ello:
«Esta acción verbal que estoy realizando- ¿conduce a auto-aflicción, a aflicción de otros o a ambas? Se trata de una acción verbal indigna, con consecuencias dolorosas, resultados dolorosos?» Si, en tu reflexión, sabes que conduce a auto-aflicción, a aflicción de otros, o de ambos; es un acto verbal indigno con consecuencias dolorosas, resultados dolorosos; entonces, debes abandonar la acción. Pero si en tu reflexión sabes que no causaría aflicción… se trataría de una acción verbal digna con consecuencias placenteras, resultados placenteros; entonces puedes continuar con ella.
Habiendo realizado una acción verbal debes reflexionar en ello:
«Esta acción verbal que realicé- ¿condujo a auto-aflicción, a aflicción de otros o a ambas? Se trató de una acción verbal indigna, con consecuencias dolorosas, resultados dolorosos?» Si, en tu reflexión, sabes que condujo a auto-aflicción, a aflicción de otros, o de ambos; era un acto verbal indigno con consecuencias dolorosas, resultados dolorosos; entonces, debes confesarlo, revelarlo, exponerlo abiertamente al Maestro o a algún compañero reconocido en la vida santa. Pero si en tu reflexión sabes que no causó aflicción… se trató de una acción verbal digna con consecuencias placenteras, resultados placenteros; entonces debes permanecer mentalmente en calma y gozoso, entrenando día y noche en cualidades meritorias.
Siempre que quieras realizar una acción mental debes reflexionar en ello:
«Esta acción mental que quiero realizar- ¿conducirá a auto-aflicción, a aflicción de otros o a ambas? Se tratará de una acción mental indigna, con consecuencias dolorosas, resultados dolorosos?» Si, en tu reflexión, sabes que conducirá a auto-aflicción, a aflicción de otros, o de ambos; será un acto mental indigno con consecuencias dolorosas, resultados dolorosos; entonces, cualquier acción mental de ese tipo es absolutamente inadecuada para que tú la realices. Pero si en tu reflexión sabes que no causaría aflicción… se trataría de una acción mental digna con consecuencias placenteras, resultados placenteros; entonces cualquier acción mental de ese tipo es adecuada para que tú la realices.
Mientras realizas una acción mental debes reflexionar en ello:
«Esta acción mental que estoy realizando- conduce a auto-aflicción, a aflicción de otros o a ambas? Se trata de una acción mental indigna, con consecuencias dolorosas, resultados dolorosos?» Si, en tu reflexión, sabes que conduce a auto-aflicción, a aflicción de otros, o de ambos; es un acto mental indigno con consecuencias dolorosas, resultados dolorosos; entonces, debes abandonar la acción. Pero si en tu reflexión sabes que no causaría aflicción… se trataría de una acción mental digna con consecuencias placenteras, resultados placenteros; entonces puedes continuar con ella.
Habiendo realizado una acción mental debes reflexionar en ello:
«Esta acción mental que realicé- ¿condujo a auto-aflicción, a aflicción de otros o a ambas? Se trató de una acción mental indigna, con consecuencias dolorosas, resultados dolorosos?» Si, en tu reflexión, sabes que condujo a auto-aflicción, a aflicción de otros, o de ambos; era un acto mental indigno con consecuencias dolorosas, resultados dolorosos; entonces, debes confesarlo, revelarlo, exponerlo abiertamente al Maestro o a algún compañero reconocido en la vida santa. Pero si en tu reflexión sabes que no causó aflicción… se trató de una acción mental digna con consecuencias placenteras, resultados placenteros; entonces debes permanecer mentalmente en calma y gozoso, entrenando día y noche en cualidades meritorias.
«Rahula, todos aquellos brahmanes y contemplativos en el curso del pasado que han purificado sus acciones, sus acciones corporales, acciones verbales y acciones mentales, lo hicieron mediante la reflexión repetida de sus acciones corporales, acciones verbales y acciones mentales justamente de esta manera.
«Todos los brahmanes y contemplativos en el curso del futuro, que purificarán sus acciones corporales, acciones verbales y acciones mentales, lo harán mediante la reflexión repetida de sus acciones corporales, acciones verbales y acciones mentales justamente de esta manera.
«Todos los brahmanes y contemplativos en el presente, que purifican sus acciones corporales, acciones verbales y acciones mentales, lo hacen mediante la reflexión repetida de sus acciones corporales, acciones verbales y acciones mentales justamente de esta manera.
«De esta manera, Rahula, debes entrenarte a ti mismo: ‘Purificaré mis acciones corporales a través de la reflexión repetida. Purificaré mis acciones verbales a través de la reflexión repetida. Purificaré mis acciones mentales a través de la reflexión repetida.’ De esa manera es como debes entrenarte a ti mismo.
Eso es lo que El Bendito dijo. Gratificado, el venerable Rahula se deleitó en las palabras de El Bendito."
[1] Rahula: el hijo del Buda, quien, de acuerdo a los Comentarios, tenía siete años cuando este discurso le ha sido entregado.
[2] Samañña : En todas las culturas antiguas, la terminología musical ha sido usada para describir las cualidades morales de la gente y de sus actos. Los intervalos discordantes e instrumentos musicales pobremente entonados, fueron las metáforas del mal, mientras que los intervalos harmoniosos y los instrumentos bien entonados, metáforas del bien. En pali, el término sama –“incluso” o “hasta”- describe un instrumento afinado a punto. Existe un famoso pasaje (en AN 6:55) donde el Buda recuerda a Sona Kolivisa –quien fue muy esforzado en la práctica- que el sonido del laúd es atrayente solamente cuando las cuerdas no están demasiado estiradas ni tampoco demasiado flojas, sino que cuando están equitativamente afinadas. Esta imagen tendría una resonancia especial en las enseñanzas del Buda sobre el camino medio. A esto también alude el término samana –el monje o el contemplativo- al cual los textos mencionan con frecuencia como una derivación del sama . La palabra samañña –“inclusividad” (“evenness”, en inglés. Nota del trad. de Notas)- la cualidad de estar afinado- también significa la cualidad de ser contemplativo. La persona realmente contemplativa está siempre “al tono” con lo propiamente bueno.
Traducido del Pali por Thanissaro Bhikkhu
Copyright © 2006 Thanissaro Bhikkhu
Traducción al español © 2007 Dr. Ricardo de León
Traducción de notas para el Bosque Theravada: Isidatta.
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Majjhima Nikaya 21
Kakacupama Sutta
El símil del serrucho
"Esto he escuchado: En una ocasión el Bienaventurado estaba morando en Savatthi, en la arbolada Jeta, del Parque de Anathapindika.
En aquel tiempo, el Venerable Moliya Phagguna se estaba asociando con las monjas en demasía . Se estaba asociando tanto con las monjas, que cuando algún monje decía algo desfavorable sobre ellas en su presencia, se enfadaba y se disgustaba por esto. De la misma manera, aquellas monjas, cuando algún monje decía algo desfavorable sobre el Venerable Moliya Phagguna en su presencia, ellas se enfadaban y se disgustaban por esto. Así de fuerte era la asociación del Venerable Phagguna con las monjas.
Entonces, cierto monje se fue junto al Bienaventurado y, al llegar, le rindió homenaje y se sentó a un lado. Una vez sentado ahí, le contó al Bienaventurado lo sucedido.
Acto seguido, el Bienaventurado se dirigió a este monje con las siguientes palabras: “Ve, monje, y dile al monje Moliya Phagguna en mi nombre, que el Maestro lo llama”. “Sí, venerable señor”, respondió aquel monje y se fue junto al Venerable Moliya Phagguna. Estando ahí le dijo: “El Maestro te llama, amigo Phagguna”. “Sí, amigo”, respondió éste y se fue junto al Bienaventurado. Al llegar, le rindió homenaje y se sentó a un lado. Y el Bienaventurado le preguntó:
“Phagguna, ¿es cierto que te estás asociando con las monjas en demasía? ¿Qué te estás asociando tanto con las monjas, que cuando algún monje dice algo desfavorable sobre ellas en tu presencia, te enfadas y te disgustas por esto? ¿Y que, de la misma manera, aquellas monjas, cuando algún monje dice algo desfavorable sobre ti en su presencia, ellas se enfadan y se disgustan por esto? ¿Es así de fuerte esta asociación tuya con las monjas como parece?” “Sí, venerable señor”. “Phagguna, ¿no eres tú acaso un hombre hogareño que se hizo renunciante de la vida hogareña por la fe, para vivir un estilo de vida sin hogar?” “Sí, venerable señor”.
“Phagguna, no es apropiado para ti –que fuiste un hombre hogareño y que te volviste renunciante de la vida hogareña por fe, para vivir un estilo de vida sin hogar- asociarte con las monjas en demasía. En vez de esto, cuando alguien hable desfavorablemente sobre ellas en tu presencia, deberías abandonar todo deseo y todo pensamiento relacionado con la vida hogareña. En esto deberías ejercitarte, Phagguna: ‘Mi mente no quedará afectada y no pronunciaré en absoluto palabra incorrecta alguna; voy a permanecer compasivo para su bienestar, con la mente sumergida en el amor benevolente, sin odio interior’. Así es cómo deberías ejercitarte, Phagguna.
“Si alguien hiciera sangrar a estas monjas con su mano, con un zoquete, con un palo o con un cuchillo en tu presencia, igualmente deberías abandonar todo deseo y todo pensamiento relacionado con la vida hogareña. Y en esto deberías ejercitarte, Phagguna: ‘Mi mente no quedará afectada y no pronunciaré en absoluto palabra incorrecta alguna; voy a permanecer compasivo para su bienestar, con la mente sumergida en el amor benevolente, sin odio interior’. Así es como deberías ejercitarte, Phagguna. Además, Phagguna, cuando alguien hable desfavorablemente sobre ti en tu presencia, deberías también abandonar todo deseo y todo pensamiento relacionado con la vida hogareña. Y en esto deberías ejercitarte, Phagguna: ‘Mi mente no quedará afectada y no pronunciaré en absoluto palabra incorrecta alguna; voy a permanecer compasivo para su bienestar, con la mente sumergida en el amor benevolente, sin el odio interior’. Así es como deberías ejercitarte, Phagguna”. Y si alguien te hiciera sangrar con la mano, con un zoquete, con un palo o con un cuchillo, aún así deberías abandonar todo el deseo y todo pensamiento relacionado con la vida hogareña. Y en esto deberías ejercitarte, Phagguna: ‘Mi mente no quedará afectada y no pronunciaré en absoluto palabra incorrecta alguna; voy a permanecer compasivo para su bienestar, con la mente sumergida en el amor benevolente, sin odio interior’. Así es como deberías ejercitarte, Phagguna”.
Entonces, el Bienaventurado se dirigió a los monjes con estas palabras: “Monjes, hubo tiempo, en el cual los monjes satisfacían mi corazón. Yo les decía a los monjes esto: ‘Monjes, yo suelo comer una sola vez al día. Haciendo esto, soy libre de dolencias y aflicciones y disfruto de salud, fuerza y de una morada confortable’. Y no necesitaba continuar instruyendo a estos monjes, sólo hacía surgir la atención consciente en ellos . Imaginad, monjes, a un carruaje terrestre, ubicado en el cruce de las rutas, enganchado con los caballos de pura sangre, con una aguijada lista para ser usada. De modo que un hábil entrenador, un auriga de caballos destinados a ser domados, podría montar este carruaje y, tomando las riendas con la mano izquierda y la aguijada, con la derecha, conducir aquel carruaje hacia delante o hacia atrás, tomando cualquier ruta que desease. De la misma manera yo también, monjes, no necesitaba continuar instruyendo a estos monjes, sólo hacía surgir la atención consciente en ellos.
“Por eso, monjes, abandonad lo que es perjudicial y consagraos vosotros mismos a los saludables estados mentales; de esta manera llegaréis a desarrollaros, a crecer y a realizar este Dhamma-y-Disciplina. Imaginad, monjes, a una gran arboleda con los árboles sala cerca de un pueblo o una ciudad, que está siendo ahogada por las malezas de la planta de ricino, y a un hombre que aparece ahí y es deseoso del bienestar, el bien y la protección de la arboleda. De modo que corta y echa fuera todos los árboles torcidos inmaduros que sólo robaban la savia, limpia el interior de la arboleda y cuida de aquellos árboles jóvenes que fueran bien formados y fuertes, de modo que, con el tiempo, la arboleda de los árboles sala haya llegado a desarrollarse, crecer y realizarse. De la misma manera, monjes, abandonad lo que es perjudicial y consagraos vosotros mismos a los saludables estados mentales; de esta manera llegaréis a desarrollaros, a crecer y a realizar este Dhamma-y-Disciplina.
“Antiguamente, monjes, en esta misma ciudad de Savatthi vivía una ama de casa de nombre Vedehika. Y una muy buena referencia se propagaba acerca de la señora Vedehika de la siguiente manera: ‘La señora Vedehika es amable, la señora Vedehika es dócil, la señora Vedehika es tranquila’. En aquel tiempo, la señora Vedehika tenía una criada llamada Kali, que era astuta, lista y esmerada en su trabajo. Y la criada Kali pensó así: ‘He aquí, que esta buena referencia se propaga acerca de mi señora de la siguiente manera: «La señora Vedehika es amable, la señora Vedehika es dócil, la señora Vedehika es tranquila» . ¿Pero cómo es esto ahora: ¿será que cuando ella no manifiesta el enfado, es que el mismo realmente está ausente en ella o, más bien, está presente? ¿Será que es por causa del esmero de mi trabajo que mi señora no muestra el enfado, pero éste realmente está presente en ella? ¿Qué tal si someto a prueba a mi señora?’
“Así que la criada Kali un día se levantó tarde. Y la señora Vedehika dijo: ‘¡Eh, Kali’ ‘Qué pasa, mi señora?’ ‘¿Cuál es el achaque, por el cual te levantaste tan tarde?’ ‘No es nada, señora, ningún achaque’. ‘¡Ningún achaque y a pesar de todo te levantas tan tarde, maliciosa muchacha!’ Y la señora Vedehika se puso enfadada, disgustada y frunció el entrecejo. Entonces, la criada Kali pensó lo siguiente: ‘Efectivamente, es que mientras mi señora no manifiesta el enojo, éste realmente está presente en ella y no ausente; de modo que, es por causa del esmero de mi trabajo que mi señora no muestra el enfado. ¿Qué tal si la someto a una prueba mayor?’
“Así que la criada Kali, el día siguiente se levantó más tarde aún. Y la señora Vedehika dijo: ‘¡Eh, Kali’ ‘Qué pasa, mi señora?’ ‘¿Cuál es el achaque, por el cual te levantaste tan tarde?’ ‘No es nada, señora, ningún achaque’ ‘¡Ningún achaque y a pesar de todo te levantaste aún más tarde que ayer, maliciosa muchacha!’ Y la señora Veedehika se puso enfadada, disgustada y le habló usando palabras muy desagradables. Entonces, la criada Kali pensó lo siguiente: ‘Efectivamente, es que mientras mi señora no manifiesta el enojo, éste realmente está presente en ella y no ausente; de modo que es por causa del esmero de mi trabajo que mi señora no muestra el enfado. ¿Qué tal si la someto a una prueba aún mayor?’
“Así que la criada Kali, el día siguiente se levantó aún más tarde. Y la señora Vedehika dijo: ‘¡Eh, Kali’ ‘Qué pasa, mi señora?’ ‘¿Cuál es el achaque, por el cual te levantaste tan tarde?’ ‘No es nada, señora, ningún achaque’ ‘¡Ningún achaque y a pesar de todo te levantaste aún más tarde que ayer, maliciosa muchacha!’ Y la señora Veedehika se puso enfadada, disgustada y, tomando un rodillo de cocina, le rompió la cabeza y la hizo sangrar.
“Entonces, la criada Kali, con la cabeza desangrada, denunció a su señora en el vecindario: ‘¡Mirad señoras, mirad la obra de la señora amable! ¡Mirad señoras, mirad la obra de la señora dócil! ¡Mirad señoras, mirad la obra de la señora tranquila! ¡Es capaz de ponerse tan furiosa sólo porque una se levantó más tarde! ¡Es capaz, sólo por esto, de tomar un rodillo de cocina y romperme la cabeza haciéndome sangrar!’. A causa de esto, más tarde, muy mala referencia se propagó acerca de la señora Vedehika de la siguiente manera: ‘La señora Vedehika es bruta, la señora Vedehika es violenta, la señora Vedehika es despiadada’.
“De la misma manera, monjes, algunos monjes son extremadamente amables, extremadamente dóciles y extremadamente tranquilos, pero sólo mientras no son tocados por la desagradable forma de hablar. Pero, cuando la desagradable forma de hablar les toca, ahí recién se puede saber si un monje es realmente amable, dócil y tranquilo. Yo no llamo a un monje ‘fácil de exhortar’ porque es fácil de exhortar y se hace fácil de exhortar solamente para conseguir la vestimenta, la comida de las limosnas, el alojamiento y los requisitos medicinales. ¿Por qué así, monjes? Porque aquel monje no es fácil de exhortar ni se hace fácil de exhortar cuando le falta la vestimenta, la comida de las limosnas, el alojamiento o los requisitos medicinales. Pero cuando el monje es fácil de exhortar y se hace fácil de exhortar porque honra, respeta y reverencia el Dhamma, entonces, monjes, yo lo llamo ‘fácil de exhortar’. Por eso, monjes, deberíais ejercitaros de esta manera: ‘Vamos a ser fáciles de exhortar y vamos a hacernos fáciles de exhortar porque honramos, respetamos y reverenciamos el Dhamma’. Así es, cómo deberíais ejercitaros, monjes.
“Monjes, hay cinco formas de expresarse que los demás pueden usar cuando se dirigen a vosotros: su hablar puede ser oportuno o inoportuno, puede ser verdadero o falso, puede ser amable o violento, puede estar conectado con lo bueno o con lo dañino, puede ser dicho con amor benevolente o con odio interior. Cuando los demás se dirigen a vosotros, monjes, su forma de hablar puede ser oportuna o inoportuna; cuando los demás se dirigen a vosotros, monjes, su forma de hablar puede ser verdadera o falsa; cuando los demás se dirigen a vosotros, monjes, su forma de hablar puede ser amable o violenta; cuando los demás se dirigen a vosotros, monjes, su forma de hablar puede estar conectada con lo bueno o con lo dañino; cuando los demás se dirigen a vosotros, monjes, su forma de hablar puede estar acompañada por el amor benevolente o el odio interior. Por eso, monjes, tendríais que ejercitaros así: ‘Nuestras mentes permanecerán inafectadas, y no tendremos ni una sola palabra inapropiada; permaneceremos compasivos por su bienestar, con la mente sumergida en el amor benevolente, sin odio interior; vamos a impregnar a esta persona con el amor benevolente y, a partir de él, vamos a impregnar a todo el mundo con la mente sumergida en el amor benevolente, abundante, excelso, inconmensurable, carente de hostilidad y animadversión’. Así es, cómo deberías ejercitaros, monjes.
“Imaginad, monjes, a un hombre que viniera con una azada y una canasta diciendo: ‘Voy a hacer que esta gran tierra quede sin tierra’. Entonces, imaginad que él cavase un poquito allí, un poquito allá, esparcieseun poco de tierra ahí y un poco allá, escupiese allí y escupiese allá, orinase allí y orinarse allá, diciendo: ‘¡Seas sin tierra, seas sin tierra!’ ¿Qué pensáis, monjes, podría este hombre hacer que esta gran tierra quedara sin tierra?” “No, venerable señor”. ¿Por qué no? Porque esta gran tierra es profunda e inmensa; no es fácil hacer que quede sin tierra. Finalmente, este hombre sólo podría cosechar hastío y desilusión”.
“Así también, monjes, hay cinco formas de expresarse que los demás pueden usar cuando se dirigen a vosotros… [se repite el verso 11] ‘Nuestras mentes permanecerán inafectadas y no tendremos ni una sola palabra inapropiada; permaneceremos compasivos por su bienestar, con la mente sumergida en el amor benevolente, sin odio interior; vamos a impregnar a esta persona con amor benevolente y, a partir de él, vamos a impregnar a todo el mundo con la mente que es semejante a la gran tierra, abundante, excelsa, inconmensurable, carente de hostilidad y animadversión.’ Así es como deberías ejercitaros, monjes.
“Imaginad, monjes, a un hombre que viniese con [pintura] carmesí, cúrcuma, índigo o carmín, diciendo: ‘Voy a pintar cuadros y voy a hacer aparecer cuadros en el espacio vacío’. ¿Qué pensáis, monjes, podría este hombre pintar cuadros y hacer aparecer cuadros en el espacio vacío?” “No, venerable señor”. ¿Por qué no? Porque el espacio vacío no tiene forma ni puede ser manifiesto; no es fácil pintar cuadros y hacer aparecer cuadros en el espacio vacío. Finalmente, este hombre sólo podría cosechar hastío y desilusión”.
“Así también, monjes, hay cinco formas de expresarse que los demás pueden usar cuando se dirigen a vosotros… [se repite el verso 11] ‘Nuestras mentes permanecerán inafectadas, y no tendremos ni una sola palabra inapropiada; permaneceremos compasivos por su bienestar, con la mente sumergida en el amor benevolente, sin odio interior; vamos a impregnar a esta persona con el amor benevolente y, a partir de él, vamos a impregnar a todo el mundo con la mente que es semejante al espacio vacío, abundante, excelsa, inconmensurable, carente de hostilidad y animadversión’. Así es como deberías ejercitaros, monjes.
“Imaginad, monjes, a un hombre que viniese con una antorcha flameante con el pasto, diciendo: ‘Voy a calentar y secar el río Ganges con esta antorcha flameante con el pasto’. ¿Qué pensáis, monjes, podría este hombre calentar y secar el Ganges con su antorcha flameante con el pasto?” “No, venerable señor”. ¿Y por qué no? Porque el río Ganges es profundo e inmenso; no es fácil calentar y secar el río Ganges con una antorcha flameante con el pasto. Finalmente, este hombre sólo podría cosechar hastío y desilusión”.
“Así también, monjes, hay cinco formas de expresarse que los demás pueden usar cuando se dirigen a vosotros… [se repite el verso 11] ‘Nuestras mentes permanecerán inafectadas, y no tendremos ni una sola palabra inapropiada; permaneceremos compasivos por su bienestar, con la mente sumergida en el amor benevolente, sin odio interior; vamos a impregnar a esta persona con el amor benevolente y, a partir de él, vamos a impregnar a todo el mundo con la mente que es semejante al río Ganges, abundante, excelsa, inconmensurable, carente de hostilidad y animadversión’. Así es como deberías ejercitaros, monjes.
“Imaginad, monjes, una bolsa de cuero del gato, frotada, muy bien frotada, exhaustivamente frotada, suave, sedosa, libre de crujidos, libre de chicharrones y a un hombre que viniese con una barra o con un tiesto, diciendo: ‘He aquí que esta bolsa de cuero del gato, frotada, muy bien frotada, exhaustivamente frotada, suave, sedosa, libre de crujidos, libre de chicharrones, la voy convertir en una bolsa crujida y crepitada’. ¿Qué pensáis monjes, podría este hombre convertir una bolsa que era de cuero del gato, frotada, muy bien frotada, exhaustivamente frotada, suave, sedosa, libre de crujidos, libre de chicharrones, en una que fuera crujida y crepitada?” “No, venerable señor?” ¿Y por qué no? Porque el cuero de gato, cuando es frotado, muy bien frotado, exhaustivamente frotado, llega a ser suave, sedoso, libre de crujidos, libre de chicharrones y no es fácil convertirlo en crujido y crepitado a través de una barra o un casco. Finalmente, este hombre sólo podría cosechar hastío y desilusión”.
“Así también, monjes, hay cinco formas de expresarse que los demás pueden usar cuando se dirigen a vosotros… [se repite el verso 11] ‘Nuestras mentes permanecerán inafectadas, y no tendremos ni una sola palabra inapropiada; permaneceremos compasivos por su bienestar, con la mente sumergida en el amor benevolente, sin odio interior; vamos a impregnar a esta persona con el amor benevolente y, a partir de él, vamos a impregnar a todo el mundo con la mente que es semejante al una bolsa hecha de cuero del gato, abundante, excelsa, inconmensurable, carente de hostilidad y animadversión’. Así es como deberías ejercitaros, monjes.
“Monjes, aún si unos bandidos os hubiesen cortado salvajemente miembro tras miembro con el serrucho de doble filo, aquel que permitiera surgir en su mente el odio hacia ellos, no podría llevar a cabo mi enseñanza. Por eso, monjes, deberíais ejercitaros de esta manera: ‘Nuestras mentes permanecerán inafectadas, y no tendremos ni una sola palabra inapropiada; permaneceremos compasivos por su bienestar, con la mente sumergida en el amor benevolente, sin odio interior; vamos a impregnar a esta persona con el amor benevolente y, a partir de él, vamos a impregnar a todo el mundo con la mente sumergida en el amor benevolente, abundante, excelso, inconmensurable, carente de hostilidad y animadversión’. Así es como deberías ejercitaros, monjes.
“Monjes, si vosotros mantenéis el consejo del símil del serrucho constantemente en vuestras mentes, ¿hay aquí forma alguna de expresión –trivial o grosera- la cual no pudieseis tolerar?”. “No, venerable señor”. “Por eso, monjes, deberíais mantener el consejo del símil del serrucho constantemente en vuestras mentes. Esto os conducirá al bienestar y felicidad por largo tiempo”.
Esto es lo que dijo el Bienaventurado y los monjes fueron satisfechos y se deleitaron en las palabras del Bienaventurado."
Fuente: Sutta Central; Isidatta.
El Ven. Bhikkhu Bodhi hace reiteradamente referencias a la obra
del Ven. Nyanatiloka Mahāthera.