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. En las Historias del Dhammapada se cuenta:
El Maestro hizo una proclamación en Rājagaha en contra de Devadatta, quien pensó: “ahora que he sido despedido por el asceta Gotama, ahora yo le haré daño”. Se acercó a Ajātasattu y le dijo:
“príncipe, en el pasado los seres humanos vivían mucho tiempo, pero ahora viven poco. Ésta es una realidad. Es posible que tú, siendo aún joven, mueras. Por lo tanto tú, aun siendo joven, mata a tu padre, y sé rey. Yo mataré al Sublime y seré el Buddha”. Siguiendo sus consejos, Ajātasattu se convirtió en rey, y Devadatta planeó asesinar al Tathāgata. Pero los asesinos a sueldo fueron, alcanzaron el fruto de entrada en la corriente y regresaron. Entonces, él mismo fue al Pico del Buitre y arrojó una roca pensando: “yo mataré al asceta Gotama”. Pero cuando este estratagema fracasó, logrando solamente que sangrara [del dedo del pie], entonces despachó al elefante Nāḷāgiri. Cuando el monje Ānanda lo vio venir, decidió sacrificar su vida y se colocó al frente protegiendo al Maestro. No obstante esto, el Maestro domó al elefante, y después partió de la ciudad y fue al monasterio. Allí disfrutó de un gran ofrecimiento traído por miles de devotos, expuso un discurso gradual a los ciudadanos congregados de Rājagaha, ciento ochenta millones.
Ese día, ochenta y cuatro mil seres lograron la realización del Dhamma. Los congregados dijeron: “oh, Ānanda es virtuoso; cuando el elefante estaba viniendo, decidió sacrificar su vida permaneciendo al frente del Maestro”. El Buddha dijo «bhikkhus, no sólo ahora Ānanda decidió sacrificar su vida para protegerme, también en el pasado hizo eso» y expuso los Jātakas Cūḷahaṃsa, Mahāhaṃsa y Kakkaṭaka. Las acciones malvadas de Devadatta de hacer asesinar al rey, contratar asesinos a sueldo y arrojar la roca no fueron tan evidentes como el haber despachado al elefante Nāḷāgiri. La multitud hizo un tumulto: “No solamente Devadatta planeó el asesinato del rey, envió los asesinos a sueldo y la roca fue arrojada por Devadatta, sino también él, ahora, despachó al elefante Nāḷāgiri. Hay que atrapar a ese malvado y que el rey proceda”.
Cuando el rey escuchó esto, hizo que a Devadatta se le quitaran las quinientas ollas para cocinar arroz y ya nunca más se encargó de atenderlo. Los ciudadanos, aunque Devadatta se acercaba a ellos, no ofrecieron ni una pizca de comida. Destituido de ganancia y gloria, deseoso de continuar viviendo por medio del engaño, se acercó al Maestro y le solicitó cinco cosas (132). Pero estos fueron por el Maestro: “suficiente, Devadatta, sólo ese que así lo desee, que viva en el bosque… ” Devadatta dijo: “hermanos, ¿las palabras de quién son superiores, las del Tathāgata o las mías? Venerable, porque yo digo por superioridad «que los bhikkhus sean residentes del bosque toda la vida, mendicantes, usuarios de telas descartadas, morando al pie de un árbol, y que no coman carne y pescado»”. Después, diciendo «ese que desee liberarse del sufrimiento, que venga conmigo», partió. Habiendo escuchado estas palabras, algunos bhikkhus nuevos, recién ordenados, poco inteligentes, se fueron con él:
“Devadatta ha dicho lo correcto, iremos con él”. Así, con quinientos bhikkhus, convenciendo a gente devota y crédula por medio de estos cinco puntos, obteniendo comida de esas familias que habían sido persuadidas, esforzándose, logró crear un cisma en la orden. Interrogado por el Sublime: “Devadatta, ¿es verdad lo que dicen? ¿que tú te esfuerzas para crear un cisma en la orden, para romper la concordia?” “Es verdad, Sublime”. No obstante que el Maestro lo exhortó «Devadatta, crear un cisma en la orden es grave», él, ignorando la palabra del Maestro, partió. Cuando vio al Venerable Ānanda, que andaba por comida en Rājagaha, le dijo: “amigo, a partir de hoy, yo haré la ceremonia de Uposatha en un lugar separado, haré Uposatha en otro lugar separado de la orden de bhikkhus”.
Ānanda le informó al Sublime este asunto, quien, comprendiendo la gravedad y conmovido por este acto, reflexionó: “Devadatta ha realizado una acción que madura en Avīci, una acción que trae infortunio en este mundo de humanos y devas”.
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(132) Que los bhikkhus vivan solamente en el bosque; que los bhikkhus no acepten invitaciones de comida sino que solamente vivan de lo obtenido por medio de la búsqueda de comida; que los bhikkhus solamente usen hábitos hechos de telas descartadas y que no acepten hábitos de los laicos; que los bhikkhus residan al pie de árbol y no debajo de un techo; y que los bhikkhus se abstengan completamente de pescado y carne.
Historias del Dhammapada