Duerme al raso
y entenderás mis haikus.
Viento de otoño.
Se cuenta que Bashô, el gran maestro del haiku, estaba un día sentado en la orilla de un viejo estanque que había junto a la cabaña en la que vivía, cuando recibió la visita de Bucchô, su maestro zen, acompañado de algunos poetas. En un momento determinado, el maestro le instó a responder a la pregunta de cuál era el camino de Buda. La respuesta de Bashô, cuando en ese instante saltó una rana, fue:
El viejo estanque; 古池や (Furu ike ya)
se zambulle una rana: かわず飛び込む (kawazu tobikomu)
el sonido del agua. 水の音 (mizu no oto).
Bucchô aprobó la comprensión del zen de Bashô.
Este haiku es el más famoso de Bashô, y es un haiku histórico. Antes el haiku era más bien un pasatiempo social, un juego de palabras. Bashô, influenciado por la práctica del zen, le añade hondura al haiku.
Más haikus de Bashô con sabor a zen (zenmi):
Siento en el templo Seguramente
mi verdadero rostro. será como esta tarde
Miró la luna. el otro mundo.
Este camino Los monjes beben
nadie ya lo recorre, el té del amanecer.
salvo el crepúsculo. Flor de silencio.
Colchón de hielo
y unas mantas de viento.
El niño pobre.
