Una conclusión de este desarrollo es que la no-dualidad jamás aparece como no-dualidad, siempre aparece como dualidad. Ya que si la no-dualidad apareciese como no-dualidad, sería dualísticamente opuesta a la dualidad. (Por razones idénticas, la vacuidad jamás aparece como vacuidad, sino que siempre aparece como forma.) Por esto es por lo que el kenshō no debe ser identificado con una experiencia pura no-cognitiva que contraste, de manera dual, con la experiencia convencional y por lo que Dôgen y el sutra de Vimalakirti dicen que el pensamiento y el lenguaje, antes que obstaculizar el despertar, lo libera. La lógica de la no-dualidad presenta una ambiguedad sistemática en la caracterización de toda la experiencia, manifestándola en un sentido, como dual y en el otro, como no-dual. A continuación, trataremos esta ambigüedad sistemática en el contexto del lenguaje.
Dos verdades y juegos de palabras
La idea de una verdad superior y otra convencional, o sagrada y mundana, es una antigua idea existente en muchas tradiciones religiosas. La versión budista se conoce como la teoría de las dos verdades: verdad convencional (samvrti-satya) y verdad definitiva (paramartha-satya). La idea de que existen dos tipos de verdad ha tenido numerosas adaptaciones, a medida que el Budismo ha ido viajando desde la India antigua hasta China, Tibet y Japón23.
En este apartado, me ocuparé tan solo del conjunto de cambios significativos en la teoría de las dos verdades tal y como se entiende, actualmente, en la práctica kōan Rinzai. Más allá del Zen, la distinción entre verdad convencional y verdad definitiva, con frecuencia, equivale a una distinción entre dos tipos de lenguaje con diferentes vocabularios. Sin embargo, en la práctica Rinzai, la distinción equivale a dos puntos de vista diferentes, que usan el mismo lenguaje y vocabulario, pero con distinto significado .
23. Nagao 1989 , Swanson 1989.
[n. del t.]: las negritas y subrayados son míos.
Continuará...