Apéndice
Hay algo que debo añadir. Algo que he comprobado, después de escribir y publicar el libro, por un espacio de varios años. No me he decidido a ponerlo en un apéndice, hasta comprobar por mí mismo que era algo útil, y que sirve de ayuda para la práctica de la meditación zen. Es algo muy simple, y que resulta muy positivo para la posición de las manos durante el zazen. Ya se ha dicho en el libro que las manos deberían estar juntas y, que lo ideal, sería que estuviesen en contacto con el Hara (el bajo vientre, a unos tres o cuatro dedos bajo el ombligo). Hacer esto, con seguridad provoca tensión en los brazos, porque no se puede poner las manos ahí sin que los brazos estén las empujando contra el Hara. 
Durante muchos años intenté diferentes tácticas con el fin de minimizar dicha tensión, sin resultado. 
Hay un modo práctico de hacerlo, sin embargo. Es algo, creo, que muchas personas han “descubierto” por sí mismas y lo han puesto en práctica. Yo he probado diversos “trucos”. Uno de ellos, es poner un cojín sobre el que apoyar las manos. En el Rochester Zen Center, por ejemplo, incluso han hecho unos cojines especiales, de pequeño tamaño, para tal fin. Yo los probé, y vi que no eran tan útiles como parecía, porque los cojines no tienen gran estabilidad, y al final se mueven y las manos no consiguen quedarse en ese lugar (el Hara), por más que se intenta. 
Pero hay algo que sí funciona, y es sencillísimo: atarse una tira de tela ancha, alrededor de la cintura. Esta tela en mi caso es un “obi”, el cinturón de un yukata (kimono para hombres) que compré en Japón hace mucho tiempo ya. Este cinturón está hecho de tela semirígida, de una anchura, como el ancho de cuatro o cinco dedos. El obi se lía normalmente alrededor de la cintura, en tres vueltas, y después se ata haciendo un lazo, y de ese modo el yukata queda cerrado. En nuestro caso, no es para cerrar el yukata (que es como una bata de baño), sino para permitir que las manos se apoyen en el Hara, sin tensión.
Por tanto, una vez colocado el obi alrededor de la cintura (se puede hacer un obi con tela, fácilmente) las manos se colocan dentro del obi, de modo que quedan situadas en el Hara, sin tensión alguna, y se pueden dejar así durante todo el tiempo que dure la sentada. Yo empecé a hacerlo hace varios años, y decidí esperar lo suficiente para estar seguro de que era realmente una ayuda. He tardado  pues varios años en estar seguro, y puedo por tanto añadirlo como un pequeño apéndice en este libro (solo podrán tenerlo los que se lo bajen a partir de ahora, claro).
Yo creo que esto ya lo habréis probado muchos, y por supuesto no es ningún descubrimiento increíble. He visto personas, por ejemplo, que se recogen el sweater que llevan durante el zazen, y ponen las manos ahí, lo cual es un invento genial también. Las manos están apoyadas en el bajo vientre sin tensión ninguna, y no se mueven, lo cual es de gran ayuda para la meditación. La manera de situar las manos, es algo personal, por supuesto. Algunas personas preferirán que el cinto esté más apretado, y otras menos. Se puede probar de diferentes formas, para encontrar la que más nos ayuda. 
Sobre los dedos pulgares, sabemos que Dogen habla de que deben tocarse en posición horizontal, lo cual no hace casi nadie, porque es evidente que los dedos se cansan y la tensión resulta un obstáculo. Con la ayuda del obi, he comprobado que los dedos pulgares pueden ponerse de forma horizontal, tocándose, de un modo no demasiado complicado (cada uno tendría que buscar sus trucos). Lo cierto, es que tal posición yo no la encuentro necesaria y, ni siquiera, conveniente. A mí eso no me sirve de ayuda para el zazen (otros pueden pensar lo contrario, y está muy bien que lo piensen). Si la posición de los dedos pulgares en horizontal ayuda, está bien ponerlos así. Y, si no, es mejor dejarlos relajados (yo tiendo a dejarlos así). 
Esto es cuanto tenía que decir, que no es mucho, pero creo que tiene importancia. Como creo que algunos habrán encontrado por su cuenta, el modo de poner las manos, con los meñiques tocando el Hara, esto no les resultará necesario. Pero otros, puede que estén “luchando” con la posición de las manos durante el zazen, constantemente, sin saber cómo resolver ese “koan”. Bueno, pues aquí he puesto mi solución, después de haberla usado durante varios años, para estar seguro de que era válida. Ahora me decido a compartirla con los lectores. 
Gassho.  
