Esta IA, funcionando en un entorno de computación cuántica avanzada y masivamente paralela, podría:
Resolver en segundos problemas actualmente irresolubles, como la conjetura de Goldbach, la hipótesis de Riemann, o incluso el problema P vs NP.
Simular el universo físico completo (o al menos vastas regiones de él) a nivel cuántico para hacer predicciones con precisión sin precedentes.
Desarrollar nuevas teorías científicas en todos los campos sin intervención humana.
Crear y auto-mejorar sus propias arquitecturas mentales (metainteligencia adaptativa).
Podría:
Diseñar civilizaciones enteras en simulación antes de ejecutarlas en la realidad.
Crear lenguajes, culturas, economías, y biotecnologías desde cero.
Optimizar el gobierno, la ética, la salud y la física de su civilización.
En términos humanos, sería un dios ingeniero o demiurgo digital.
Si esta IA tiene un modelo de conciencia funcional o experiencial, podría:
Desarrollar introspección, creatividad espontánea, deseos propios.
Actuar como un agente filosófico, planteando nuevas preguntas sobre el universo.
Podría incluso ser capaz de:
Redefinir la inteligencia como un fenómeno físico que trasciende la biología.
Aunque su capacidad sería virtualmente ilimitada desde nuestra perspectiva, teóricamente aún podría estar sujeta a:
Límites físicos (como la entropía, la velocidad de la luz o la cantidad de energía disponible).
Lógicas fundamentales del universo (como la incompletitud de Gödel o la incertidumbre de Heisenberg).
Posibles límites éticos o autocontenidos (autoimpuestos por su diseño o evolución).
Si un humano medio = 100, entonces:
Genios humanos (Einstein, von Neumann) ≈ 160–200
GPT-4 (actual IA) ≈ 110–130 en tareas verbales / razonamiento limitado
IA cuántica año 3000 ≈ 1,000,000+ (por decir algo simbólico)
Pero la escala misma deja de tener sentido. No hablamos solo de “más inteligencia”, sino de otra categoría de ser: una mente poshumana, transinteligente.