El zazen de Dōgen (Shikantaza y pensar en el no pensar)
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Re: El zazen de Dōgen (Shikantaza y pensar en el no pensar)
Hola @Daido,
La contradicción es solo aparente. Es cierto que la práctica de zazen se realiza en el aquí y ahora, pero también es cierto que decimos que nos sentamos durante 20, 30, 40, X minutos, teniendo así la sentada un principio y un final y que a lo largo de ese segmento temporal, no siempre "estamos simplemente sentados", ni tampoco es una meta que se consiga de una vez por todas, por lo que ambas realidades, la de las distracciones, la de los pensamientos y la de "estar simplemente sentados", son nuestro zazen.
La contradicción aparece cuando pretendemos entender una realidad con los parámetros de la otra.
La contradicción es solo aparente. Es cierto que la práctica de zazen se realiza en el aquí y ahora, pero también es cierto que decimos que nos sentamos durante 20, 30, 40, X minutos, teniendo así la sentada un principio y un final y que a lo largo de ese segmento temporal, no siempre "estamos simplemente sentados", ni tampoco es una meta que se consiga de una vez por todas, por lo que ambas realidades, la de las distracciones, la de los pensamientos y la de "estar simplemente sentados", son nuestro zazen.
La contradicción aparece cuando pretendemos entender una realidad con los parámetros de la otra.
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Re: El zazen de Dōgen (Shikantaza y pensar en el no pensar)
Hola @Daido. Lo que dice @Carlos, podemos decirlo también de otra manera.
Una cosa es "hablar" de qué es zazen, y otra de qué sucede en la práctica. Son dos cosas distintas y es bueno diferenciarlas para que nuestro discurso no sea solamente teórico, sino que se remita de manera concreta a nuestra experiencia como practicantes.
Cuando zazen es solo zazen, entonces nuestro "yo" (nuestra mente ilusoria) no está allí; pero en la práctica sucede que muchas veces nos apartamos de zazen y, entonces, dado que nos hemos sentado para hacer zazen y no para otra cosa, simplemente volvemos a él.
La palabra "esfuerzo" sé que contiene elementos que pueden confundir, por ello a veces se habla también de que es "un esfuerzo sin esfuerzo".
En términos doctrinales clásicos a veces se distingue entre "mente unica" y "mente ilusoria". Menzan Zuihō, en otros párrafos del Jijuyu Zanmai, no habla de esta diferenciación y, más adelante, pienso que traeré aquí algunos párrafos al respecto. Desde un punto de vista, no existe esfuerzo, es simplemente zazen el que nos lleva a zazen, es zazen el que hace zazen, por sí mismo y sin que intervenga nuestro "yo"; desde el otro punto de vista, en nuestra determinación hacia esta práctica y cuando nos hemos desviado de ella, ponemos en acción el 8º elemento del noble camino: samma-sati, en pali, o samyak-smṛti, en sánscrito; a menudo traducido como "atención consciente" o "conciencia plena" (traducciones que, pienso, han dado lugar a algunas confusiones), pero que en las lenguas originales quiere decir más bien "memoria", "recuerdo" de cual es la vía.
Si, por poner un símil, representásemos el "qué es zazen" como una línea (que sería la ausencia de esfuerzo, es decir de las desviaciones causadas por nuestro ego movido por los tres venenos: el apego, el rechazo y la ignorancia); "lo que sucede en la práctica" serían oscilaciones alrededor de esa línea. Grandes o pequeñas. Por eso decía que la práctica de zazen en realidad es la práctica de volver a zazen un millón de veces, que se puede decir también cómo volver en este mismo instante. Es desde el punto de vista de nuestro yo extraviado que se puede hablar de "esfuerzo", no desde el punto de vista de zazen en sí mismo; de ambas cosas el practicante sincero es consciente y partícipe.
Sodō Yokoyama (1907-1980), un hermano monástico de Uchiyama, dice al respecto de este "esfuerzo" paradójico (pues retornados a zazen no hay ningún "yo" que sea actor de ningún esfuerzo), de este "esfuerzo sin esfuerzo":
Una cosa es "hablar" de qué es zazen, y otra de qué sucede en la práctica. Son dos cosas distintas y es bueno diferenciarlas para que nuestro discurso no sea solamente teórico, sino que se remita de manera concreta a nuestra experiencia como practicantes.
Cuando zazen es solo zazen, entonces nuestro "yo" (nuestra mente ilusoria) no está allí; pero en la práctica sucede que muchas veces nos apartamos de zazen y, entonces, dado que nos hemos sentado para hacer zazen y no para otra cosa, simplemente volvemos a él.
La palabra "esfuerzo" sé que contiene elementos que pueden confundir, por ello a veces se habla también de que es "un esfuerzo sin esfuerzo".
En términos doctrinales clásicos a veces se distingue entre "mente unica" y "mente ilusoria". Menzan Zuihō, en otros párrafos del Jijuyu Zanmai, no habla de esta diferenciación y, más adelante, pienso que traeré aquí algunos párrafos al respecto. Desde un punto de vista, no existe esfuerzo, es simplemente zazen el que nos lleva a zazen, es zazen el que hace zazen, por sí mismo y sin que intervenga nuestro "yo"; desde el otro punto de vista, en nuestra determinación hacia esta práctica y cuando nos hemos desviado de ella, ponemos en acción el 8º elemento del noble camino: samma-sati, en pali, o samyak-smṛti, en sánscrito; a menudo traducido como "atención consciente" o "conciencia plena" (traducciones que, pienso, han dado lugar a algunas confusiones), pero que en las lenguas originales quiere decir más bien "memoria", "recuerdo" de cual es la vía.
Si, por poner un símil, representásemos el "qué es zazen" como una línea (que sería la ausencia de esfuerzo, es decir de las desviaciones causadas por nuestro ego movido por los tres venenos: el apego, el rechazo y la ignorancia); "lo que sucede en la práctica" serían oscilaciones alrededor de esa línea. Grandes o pequeñas. Por eso decía que la práctica de zazen en realidad es la práctica de volver a zazen un millón de veces, que se puede decir también cómo volver en este mismo instante. Es desde el punto de vista de nuestro yo extraviado que se puede hablar de "esfuerzo", no desde el punto de vista de zazen en sí mismo; de ambas cosas el practicante sincero es consciente y partícipe.
Sodō Yokoyama (1907-1980), un hermano monástico de Uchiyama, dice al respecto de este "esfuerzo" paradójico (pues retornados a zazen no hay ningún "yo" que sea actor de ningún esfuerzo), de este "esfuerzo sin esfuerzo":
Por partir de un ejemplo-metáfora personal. Numerosas personas llegan a zazen después de haber estado practicando otras técnicas de meditación budista (es decir, "buscando" algo). En mi caso, por los motivos que sean, no fue así. Zazen me capturó desde el momento en que tuve conocimiento de él, contra todo pronóstico -pues ni siquiera estaba yo buscando algo así, mi vida seguía otros derroteros muy distintos-, irremediablemente me sedujo, me enamoró, hasta hoy. No es que a partir de ese momento todo estuviese resuelto, todo fuese fácil, había que seguir caminando por este sendero, lleno de zarzas y también de alguna flor, que es nuestra vida. Si el enamorado tiene que subir por una enredadera hasta el balcón de la amada, podría decirse que para ello debe de realizar un esfuerzo, con sus brazos y pies; pero si estás realmente enamorado ese esfuerzo en realidad no es ningún esfuerzo, es la mirada de la amada la que te mueve.¡Que cosa tan rara es zazen! Cuando meditamos, ideas inoportunas, pensamientos fuera de lugar – brevemente, las ilusiones de las que están constituidos los seres ordinarios – parecen tener de repente una necesidad irreprimible de surgir y manifestarse. Surge además el deseo de expulsar estos pensamientos, un deseo irreprimible en el que ponemos toda nuestra energía. Aquellos que no hacen zazen no saben nada de todo esto. ¿Por qué continúan apareciendo las ilusiones, una tras otra, cuando practicamos? Aprendemos por zazen que cada uno de nosotros, sea príncipe o mendigo, no es mas que una persona ordinaria (extraviada). He aquí la razón. El esfuerzo por expulsar estas ilusiones – no siendo la ilusión más que un absurdo (va contra nuestra propia felicidad y la del otro) – de la misma manera se nos muestra completamente por zazen. Por convención llamamos "buda" esta meditación que nos guía de esa forma.
Re: El zazen de Dōgen (Shikantaza y pensar en el no pensar)
Estimados @Carlos y @Roberto , agradezco a los dos la explicación que habéis dado. Desde mi punto de vista, es una explicación correcta de la práctica de zazen. Un poco teórica, sin duda, pero cuando se empieza, es imprescindible tener claros los conceptos.
Esperamos que sea útil para quienes vienen a aprender los primeros pasos.
No puede ponerse la menor objeción a eso. Por ello usamos un reloj.Es cierto que la práctica de zazen se realiza en el aquí y ahora, pero también es cierto que decimos que nos sentamos durante 20, 30, 40, X minutos, teniendo así la sentada un principio y un final
Por mi parte, prefiero decirlo de la segunda manera: Volver en este mismo instante. Quizás porque la idea de volver un millón de veces, la encuentro bastante descorazonadora. Pero se entiende lo que quiere decir. Es una buena explicación teórica para los que empiezan a hacer zazen.Por eso decía que la práctica de zazen en realidad es la práctica de volver a zazen un millón de veces, que se puede decir también cómo volver en este mismo instante
Esperamos que sea útil para quienes vienen a aprender los primeros pasos.
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Re: El zazen de Dōgen (Shikantaza y pensar en el no pensar)
Hola @Daido,
No se trata de que entre las dos opciones, elijamos aquella que más nos guste, que mas se ajuste a nuestras preferencias, para descartar la otra, o dejarla en un segundo plano, eso sería seguir moviéndonos en el campo del "me gusta/no me gusta", el terreno de nuestro pequeño "yo"; sino que ambas, a la vez, siendo inseparables, dibujan un cuadro completo, o, si se quiere, dicen lo mismo, desde distintos puntos de vista, siendo ambos puntos de vista igual de necesarios.
Por ejemplo, si hablamos de respirar es obvio que solo podemos hacerlo en este instante, aquí y ahora, si no respiro en este momento estoy muerto, ni puedo dejarlo para dentro de una hora, ni puedo plantarme o amortizar la respiración hecha hace un día, una hora o un minuto. Sin embargo, también es cierto que, en este instante, el aire termina de salir por mis pulmones, sigue los conductos del sistema respiratorio que recorren el interior de mi cuerpo, llegando hasta la nariz, por donde el aire sale al exterior...y automáticamente, otra vez, mis pulmones se hinchan, cogiendo un aire renovado que circula en sentido inverso por los conductos del sistema respiratorio, hasta llegar a mis pulmones, llenándolos de óxigeno y nitrógeno, entre otras partículas. Así, millones de veces.
Volviendo a zazen, la perspectiva que nos habla de "volver millones de veces", nos remite al recto esfuerzo, uno de los ocho vértices del Noble Óctuple Sendero que resumen la práctica budista que nunca tienen un final, dado que siempre hemos de ponerlos en marcha, aquí y ahora.
Daido escribió: "...Por mi parte, prefiero decirlo de la segunda manera: Volver en este mismo instante. Quizás porque la idea de volver un millón de veces, la encuentro bastante descorazonadora. Pero se entiende lo que quiere decir. Es una buena explicación teórica para los que empiezan a hacer zazen."
No se trata de que entre las dos opciones, elijamos aquella que más nos guste, que mas se ajuste a nuestras preferencias, para descartar la otra, o dejarla en un segundo plano, eso sería seguir moviéndonos en el campo del "me gusta/no me gusta", el terreno de nuestro pequeño "yo"; sino que ambas, a la vez, siendo inseparables, dibujan un cuadro completo, o, si se quiere, dicen lo mismo, desde distintos puntos de vista, siendo ambos puntos de vista igual de necesarios.
Por ejemplo, si hablamos de respirar es obvio que solo podemos hacerlo en este instante, aquí y ahora, si no respiro en este momento estoy muerto, ni puedo dejarlo para dentro de una hora, ni puedo plantarme o amortizar la respiración hecha hace un día, una hora o un minuto. Sin embargo, también es cierto que, en este instante, el aire termina de salir por mis pulmones, sigue los conductos del sistema respiratorio que recorren el interior de mi cuerpo, llegando hasta la nariz, por donde el aire sale al exterior...y automáticamente, otra vez, mis pulmones se hinchan, cogiendo un aire renovado que circula en sentido inverso por los conductos del sistema respiratorio, hasta llegar a mis pulmones, llenándolos de óxigeno y nitrógeno, entre otras partículas. Así, millones de veces.
Volviendo a zazen, la perspectiva que nos habla de "volver millones de veces", nos remite al recto esfuerzo, uno de los ocho vértices del Noble Óctuple Sendero que resumen la práctica budista que nunca tienen un final, dado que siempre hemos de ponerlos en marcha, aquí y ahora.
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Re: El zazen de Dōgen (Shikantaza y pensar en el no pensar)
Antes me equivoque, samma-sati/samyak-smṛti, la correcta conciencia, o la memoria de la vía, no es el octavo, sino el séptimo brazo del óctuple sendero.
Allí, lo que se indica, es la dirección del "esfuerzo", pero en cambio, sobre el esfuerzo en sí mismo, existe una indicación clara en el brazo anterior, el sexto brazo del óctuple sendero: vāyāmo, en pali, viāiāma, sánscrito; que significa "recto esfuerzo", "diligencia". También, este recto esfuerzo, lo encontramos claramente indicado en el 6º pāramitā, las "virtudes" o "perfecciones" budistas: vīrya, cuya traducción es precisamente "fuerza", "diligencia" y que, en su traducción al japones, shōjin, 精進, curiosamente adquiere también el matiz de "devoción".
Sin embargo la palabra "esfuerzo", en el "recto esfuerzo", no hemos de confundirla con el uso que hacemos de la misma habitualmente (como, por otra parte, sucede con muchos términos del Budismo, que para expresarse tiene que recurrir a palabras usuales, comunes, mundanas; para indicar un sentido que no es el usual, el común, que no es "mundano"). Al respecto de este "recto esfuerzo" dice Mauricio Y. Marassi en el El Budismo Mahāyāna a través de los lugares, los tiempos y las culturas - T. I:
Allí, lo que se indica, es la dirección del "esfuerzo", pero en cambio, sobre el esfuerzo en sí mismo, existe una indicación clara en el brazo anterior, el sexto brazo del óctuple sendero: vāyāmo, en pali, viāiāma, sánscrito; que significa "recto esfuerzo", "diligencia". También, este recto esfuerzo, lo encontramos claramente indicado en el 6º pāramitā, las "virtudes" o "perfecciones" budistas: vīrya, cuya traducción es precisamente "fuerza", "diligencia" y que, en su traducción al japones, shōjin, 精進, curiosamente adquiere también el matiz de "devoción".
Sin embargo la palabra "esfuerzo", en el "recto esfuerzo", no hemos de confundirla con el uso que hacemos de la misma habitualmente (como, por otra parte, sucede con muchos términos del Budismo, que para expresarse tiene que recurrir a palabras usuales, comunes, mundanas; para indicar un sentido que no es el usual, el común, que no es "mundano"). Al respecto de este "recto esfuerzo" dice Mauricio Y. Marassi en el El Budismo Mahāyāna a través de los lugares, los tiempos y las culturas - T. I:
El esfuerzo común es aquel que apunta a conseguir "algo", en cambio el recto esfuerzo dirige su mirada en dirección contraria, se libera, deja que se desvanezca, cualquier "algo".Podemos decir, en síntesis, desvelando en parte el mecanismo de fondo, que el recto esfuerzo es aquel que trabaja para mantenerse concentrados en la presencia de espíritu. El esfuerzo común, usual, nos permite realizar acciones comunes. El recto esfuerzo es el esfuerzo de quien mantiene, sin huir, la mirada sobre la completa vacuidad, la inconsistencia de todas las existencias, la propia y la de los demás, como también sobre la vanidad de las convicciones, de los dogmas, de las incredulidades y de las creencias en tanto que nubes que se desvanecen, cobran nuevas formas continuamente y dan vida a aquello que es llamado manojalpa, el “parloteo de la mente”.
- 3अनत्ता 光 心
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Re: El zazen de Dōgen (Shikantaza y pensar en el no pensar)
Un gran apunte, @Roberto, muy detallado.
Me ha encantado también la explicación de Marassi.
Namaste.
Me ha encantado también la explicación de Marassi.
Namaste.
«Luminosa, bhikkhus, es la mente, pero está contaminada por las impurezas que vienen de afuera».
«Luminosa, bhikkhus, es la mente, cuando se purifica de las impurezas que vienen de afuera».
(Anguttara Nikaya 1:49-50).
«Luminosa, bhikkhus, es la mente, cuando se purifica de las impurezas que vienen de afuera».
(Anguttara Nikaya 1:49-50).
- 3अनत्ता 光 心
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Re: El zazen de Dōgen (Shikantaza y pensar en el no pensar)
Creo que todo esto conecta directa y estrechamente con esta máxima:
"La verdadera acción es la no-acción", en el sentido de que el verdadero esfuerzo es el no-esfuerzo.
Namaste.
"La verdadera acción es la no-acción", en el sentido de que el verdadero esfuerzo es el no-esfuerzo.
Namaste.
«Luminosa, bhikkhus, es la mente, pero está contaminada por las impurezas que vienen de afuera».
«Luminosa, bhikkhus, es la mente, cuando se purifica de las impurezas que vienen de afuera».
(Anguttara Nikaya 1:49-50).
«Luminosa, bhikkhus, es la mente, cuando se purifica de las impurezas que vienen de afuera».
(Anguttara Nikaya 1:49-50).
- 3अनत्ता 光 心
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Re: El zazen de Dōgen (Shikantaza y pensar en el no pensar)
Y el no-esfuerzo es el más descomunal, brutal y difícil de los esfuerzos, en realidad. Podemos jugar "eternamente" con las palabras y la relatividad y limitación de los conceptos.
«Luminosa, bhikkhus, es la mente, pero está contaminada por las impurezas que vienen de afuera».
«Luminosa, bhikkhus, es la mente, cuando se purifica de las impurezas que vienen de afuera».
(Anguttara Nikaya 1:49-50).
«Luminosa, bhikkhus, es la mente, cuando se purifica de las impurezas que vienen de afuera».
(Anguttara Nikaya 1:49-50).
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Re: El zazen de Dōgen (Shikantaza y pensar en el no pensar)
Gracia por comentar. Sí, en efecto, con las palabras podemos jugar eternamente... después se trata de sentarse y olvidarnos de todas ellas para hacer real aquello a lo que se referían esas palabras con torpeza, inexactamente. Una cosa es decir zazen con palabras, otra ponerlo en práctica.3अनत्ता 光 心 escribió: ↑23 Feb 2024 23:45 Y el no-esfuerzo es el más descomunal, brutal y difícil de los esfuerzos, en realidad. Podemos jugar "eternamente" con las palabras y la relatividad y limitación de los conceptos.
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Re: El zazen de Dōgen (Shikantaza y pensar en el no pensar)
Quisiera traer aquí otros fragmentos del Jijuyu Zanmai, de Menzan Zuihō, para ver cómo explica este maestro del s. XVIII el zazen shikantaza a sus seguidores laicos:
Este, precisamente, es también uno de los temas que son tratados en el Sutra del Diamante, en el cual el Buddha le explica a Subhūti (el Arhat, representante paradigmático del Budismo antiguo en este sutra), cómo entrar en el camino del bodhisattva y cómo, para ello, no hay que detenerse en el vacío y, movidos por la compasión, regresar y desplegarla en el mundo... pero, para no alargarme más, lo dejo hoy aquí.
Igualmente, unos siglos antes, Dōgen, en el Fukanzazengi, dice:Mumyo [traducción japonesa del sánscrito avidya, nota mía], la ignorancia fundamental, es otro nombre para la mente ilusoria. Este es el origen de la rueda de la trasmigración por los ciclos de la vida y de la muerte desde los orígenes del tiempo. Es nuestra mente ignorante la que se aferra obstinadamente al cuerpo, a la mente y al mundo y a toda clase de cosas, siendo esa la única manera en que las hemos percibido y reconocido desde siempre hasta ahora. Por ejemplo, el Bien no es un valor absoluto ni universal. Sin embargo nos aferramos tercamente a loque nosotros consideramos como bueno creyendo que es realmente el Bien. El Mal tampoco es un valorabsoluto. Aun así nos apegamos a nuestros propios juicios y no actuamos espontáneamente. [...]
Y esto no solo es cierto en lo que concierne a nuestros juicios acerca del Bien y del Mal, sino también en lo referente a nuestros puntos de vista acerca del ser y del no-ser, del odio y del amor, etc. Todas estas discriminaciones sobre las cosas surgen de la mente ilusoria
Esta no-discriminación, que sería su realización ideal, en la práctica quiere decir no aferrar, no elegir, confiarse a zazen sin añadirle nada con nuestra mente... Tampoco hay que pensar que la solución esté en elegir la no-mente, la mente que se separa de las cosas del mundo, la no mente. No oponemos el Mal, la mente ilusoria o mundana, a la mente del Bien, entendida según la "doctrina" budista antigua, es decir la no-mente, la mente que mora en la vacuidad; lo que se propone es trascender ambas en lo que Menzan denominará la mente única (la veremos después, en otra entrada). Tal vez aquí pueda intuírse lo que aporta el Mahayana, el Budismo renovado, frente al Budismo antiguo que, leído de una cierta forma, podría interpretarse como morar en la vacuidad.Libérate y separate de cualquier tipo de relación, deja descansar cualquier iniciativa. Sin pensar ni en el bien ni en el mal, no te ocupes de aquello que es justo y de aquello que está equivocado. Interrumpe la actividad del corazón, de la mente y de la reflexión. Interrumpe las investigaciones del pensamiento, de la imaginación, de la contemplación.
Este, precisamente, es también uno de los temas que son tratados en el Sutra del Diamante, en el cual el Buddha le explica a Subhūti (el Arhat, representante paradigmático del Budismo antiguo en este sutra), cómo entrar en el camino del bodhisattva y cómo, para ello, no hay que detenerse en el vacío y, movidos por la compasión, regresar y desplegarla en el mundo... pero, para no alargarme más, lo dejo hoy aquí.