JLZaragoza escribió: ↑08 Ene 2025 18:16
Me sorprende, Roberto, lo que afirmas sobre Ama Samy y cómo te permites descalificarlo. No sé, ¿acaso tú eres maestro zen? Si lo fueras podría entenderlo. Porque él sí lo es. Yamada Ko-Un Roshi confirmó el despertar de Ama Samy y en 1982 recibió la autorización para enseñar y le dio el nombre Dharma de Gen-Un-Ken, que significa Nube Oscura. Ama Samy también ha nombrado a los siguientes maestros: Stefan Bauberger (Alemania), Johannes Fischer (Alemania), Carl Hooper (Australia), Gert Lüderitz (Alemania), Cyril Mathew SJ (India), Angela Pliske (República Checa), Olaf Strelcyk (EEUU). ¿Y tú?
 
Yo no pongo en cuestión la altura espiritual de Ama Samy, en absoluto (en cambio sus "títulos" eclesiasticos en esta o aquella iglesia/escuela me dan igual); de hecho su ascendencia hindú, su realidad como monje jesuita y su contacto con el Zen (o con una parte del zen japones) lo cualifican como alguien destacado para abordar las urgentes cuestiones del diaologo interreligioso en nuestra época.
Los que si pongo en cuestión es que los títulos y autorizaciones de sello Extremo Oriental, el oximoron subyacente a la noción de "confirmación del despertar", la noción misma de "iluminación" entendida como una/la experiencia central a buscar en la vía espiritual, tengan que ver con los objetivos, distintivos y propios, que hacen del budismo (incluido el 
budismo zen, ya que, hoy en dia parece que al revés no siempre es así, que no todo aquello denominado hoy zen, sería ya budista) ser lo que es: la via de liberación del sufrimiento en nuestra vida.
Todas esos "añadidos", extraños completamente al budismo de los origenes, pero no solo, también al proceso que este propone, los hemos de rastrearen en otro lugar, en el encuentro del Budismo con el Daóismo y Confucinismo en China. Son contenidos originados allí, en el pensamiento social confuciano y en la mística daoísta y no tienen nada que ver con el budismo; apuntan al orden mundano, a la armonía de este con el orden del Cielo (en el caso del confucianismo, del que proviene la idea de los linajes, así como las ferreas jerarquias, además del ritualismo, con las que el zen extremo-oriental sule presentar), mientras que la parte mística, de seguir al Dao, y de buscar la salud y la sabiduria de la larga vida, armonizandose docilmente con la naturaleza y no interferiendo en ella, provienen del daoísmo. El budismo no necesita de "maestros" y, menos aun, organizados en "jerarquias" y "linajes"; necesita de un compromiso personal espiritual consigo mismo, de claridad respecto a la propia vida y, cuando es posible, de la mano tendida de amigos espirituales en la vía que puedan orientarnos respecto a aquellos paisajes que ellos ya han recorrido; el resto de "añadidos" tiene muchas posibilidades de convertirse en obstáculos paralizantes.
No son solo ideas mías, existe una corriente de estudiosos, en el propio Japón, el Critical Buddhism, que piensa que gran parte del zen contemporaneo en Japón ha dejado de ser budista, ha olvidado los aspectos fundamentales que diferencian al budismo de otras altas espiritualidades, como cristianismo, confucianismo,daoísmo o shintoismo, para convertirse en otra cosa, que budista ya no es.
Por otra parte, no conociendo en extenso la obra de Ama Samy, 
me refería tan solo al fragmento ofrecido, donde parecía plantearse un zazen que ya no era un zazen en el que se realiza el "no aferrar", el deprenderse de todo me-gusta no-me-gusta, es decir una practica en la que se abre el camino para la realización de 
anatman, en tanto que clave budista para la liberación del sufrimiento, para proponer, en cambio, un zazen coloreado, lleno de distracciones y de sabores, y lleno por tanto también de un "yo", el del "contemplador" (zazen no es contemplación de nada) que se regocija, y se llena y se refuerza en esa interacción con las cosas.
Zazen es olvidarse del yo... para ser realizados por todas las cosas... para desprenderse después tanto del yo como todas las cosas. Es un proceso de desprendiemento por capas, si se quiere, no un cultivo de estado agradables, no un añadir nuevas capas.
Por ello decía que puede haber un lugar para cada cosa, pero que es mejor no mezclarlas pues así las desvirtuamos todas.
  
  